Las navegación privada de placer en yates, así como la deportiva y aficionada a vela, o lanchas con motor fuera de borda tienen su propia dinámica. Algunos yates y veleros tienen una pequeña tripulación, pero la gran mayoría dependen del trabajo y conocimiento de sus propios dueños para navegar. El esfuerzo realizado durante la travesía en velero, por lo general es parte del placer que goza su dueño surcando el mar. Navegar a vela, de algún modo recuerda los viajes allende los mares de las corbetas de madera del pasado naval español.
En cuanto a la navegación deportiva, pasear en lancha con motor fuera de borda o participar en competencias en ríos, lagos o en el mar llena de regocijo a sus dueños. Estos disfrutan tanto la brisa como el agua que les salpica durante la travesía, y de igual manera gozan las caídas practicando esquí acuático. En las travesías de placer en yate, también los propios dueños realizan gran parte del trabajo necesario para navegar; además lo disfrutan y les da placer. Por lo general, los dueños mantienen estas embarcaciones en buenas condiciones, tal como si fueran nuevas.
Navegación en embarcación de pasajeros
Durante las travesías en embarcaciones de pasajeros, el buen estado de la cocina, baños, pasillos, cubierta, escaleras, asientos, camarotes, sala comedor, cafetín y el bar serán la diferencia entre una travesía placentera y alegre, o un mal recuerdo de un viaje lleno insatisfacciones. Una sala de máquinas descuidada impedirá disfrutar del aire acondicionado, calefacción, ventiladores y buena iluminación; además, puede acarrear demoras en la travesía una velocidad discontinua por falta de servicio al motor.
La atención de la tripulación del navío es de gran importancia en cualquiera embarcación marina o fluvial. Del comportamiento y profesionalidad del capitán, los oficiales, ingenieros, técnicos, cocineros, camareros y hasta el último de los marineros dependerá el estado de satisfacción y la navegación placentera de los pasajeros. La entretención y esparcimiento en un navío, así como la dedicación de la tripulación hacia los pasajeros, es de suma importancia en travesías donde se recorra más de un día y una noche navegando.
Mantén tu navío como el primer día
Para una correcta navegación deportiva, una de las cosas más difíciles de mantener en buen estado, conservando su estado general tal como si fuera el primer día de uso, es una embarcación marina. El estado de servicio de un barco de carga, transporte de pasajeros, velero o yate de paseo dependerá, entre otros, de un buen protector de óxido y de un suelo antideslizante para evitar caídas o accidentes mientras navega. Su estructura física necesita permanente mantenimiento, lo cual incluye además de su limpieza, paradas fuera del agua para realizar labores de mantenimiento general y revisión del casco. Lo recomendable es adquirir los productos que más se adapten a tu embarcación de empresas especializadas en tratamientos de superficie. Debes conocer bien el material de tu embarcación y como reacciona si se le aplica un tratamiento de limpieza, ya que en caso contrario, podrías dañar la superficie y costará más dinero repararla.
Para gozar de un viaje por el mar placentero y seguro, el navío debe estar al día con las revisión de la sala de máquinas, timón, grifos de desagüe, bomba de achique, generador de corriente, circuitos eléctricos, funcionamiento del motor y buen estado de las velas y mástiles. También será necesario que funcionen bien las calderas, ventiladores, el aire acondicionado y la calefacción. Los camarotes, baños y la cocina deberán estar en perfectas condiciones, así como los equipos contra incendio, alarmas, chalecos y botes salvavidas.